Aprecia esos momentos
Y los años pasan y te das cuenta de que algo va cambiando, algo que a veces olvidas y te lleva situaciones descontroladas pero es un algo que te sigue haciendo sonreír y pensar que no hace falta nada más que intentar ser feliz con los que te vieron nacer, quienes te vieron dar tus primeros pasos, decir tu primera palabra, y hasta quienes escucharon tu primera discusión... cosas insignificantes que al fin y al cabo un día echarás de menos. Estas viendo que eres la misma niña de papá, que todos los que siempre te trataron como una reina siguen creyendo en ti, en tus propósitos, tus sueños, siempre conspirando para acercarte esas metas un poco más. Hasta que esas metas vuelan, ya no importa nada, todo se fue, y ELLA también, para no volver, para alejar la ilusión para destruir el poco tiempo de alegría que tenia en la vida y ya nada volverá a ser lo mismo, notas ese vacío, sientes que llevas dentro un abismo, algo irreparable, algo que nadie volverá a llenar, algo que el viento se llevo y no se donde llego a parar.
Y pasan los años y aun sigues pensando en esos días, llenos de alegría, de felicidad, de compañía, todo era perfecto y aun recuerdo que veía defectos donde no los había, aquella pequeña niña quería una vida perfecta una vida de cuento, una vida que no existía, algo que no pensaba que en realidad tenía pero que después se esfumó, así como una colilla y es así como verdaderamente pasa la vida como una humareda de polvo, como una tormenta, algo que dura poco, y es así el por qué la vida se esfuerza en darnos palos, para darnos una lección para enseñarnos que la felicidad está echa de pequeños momentos, momentos insignificantes que vuelan en un abrir y cerrar de ojos, situaciones que no aprecias y que no te das cuenta de ellas; pero hay que aprender que esos momentos que ni siquiera ves son los que mejor sabor de boca te dejan, los que te hacen llorar de felicidad, cosas simples, cosas sencillas, eso se llama felicidad.